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Apuntes para la Historia de la Semana Santa de Astorga

por Miguel Ángel Gozález García


1725. El mal tiempo impide salir la procesión del Jueves Santo

Como es natural no siempre la climatología es propicia para el desarrollo normal de las procesiones. Si el fr¡o no las impide aunque aumente la incomodidad de los asistentes, que pueden encontrar en él un elemento penitencial más, s¡ lo hace la lluvia ya que perjudica a las imágenes que devotamente se exhiben. La historia recoge alguna de estas noches frustradas, no salir la procesión es acuerdo que se toma en último momento cuando ya es evidente que ningún claro va a permitir hacer el recorrido sin el inconveniente de la lluvia. Para quienes preparan con cariño pasos y ceremonias no deja de ser un contratiempo y la decepción aflora en el semblante y en el decir de los ilusionados cofrades.

Ciertamente que no son muchos los años que han dejado de salir puntualmente los desfiles procesionales a lo largo de los siglos, por ello toma, dentro del límite de un apunte curioso, cierto interés el acuerdo del 29 de marzo de 1.725, de la Cofradía de la Vera Cruz. Llegó aquella primavera lluviosa, quizá  lo agradecieron los campos, pero dejó con un cierto desconsuelo a los cofrades.

Como siempre en el Claustro del Convento se hizo el exacto y estatuario registro de Cofrades por parte del juez que lo era don Antonio Bazán, del mayordomo, Miguel Fernández Villadonga y procurador don Juan de Vega Vaca. Pero terminado el recuento caía agua abundantemente y hubo que tomar el siguiente acuerdo que se consigna en el Libro de Actas de la Cofrad¡a:

Y asi mismo dichos señores oficiales respecto que desde las cinco de la tarde de hoy dicho d¡a que comenzó a llover con grande abundancia, hasta ahora de las nueve y media de esta noche de Jueves Santo y que todavía está prosiguiendo en llover y que según la disposición del temporal continuar  toda la noche, se hallan confusos dichos señores oficiales en si se ha de sacar o no la Procesión y ser ya hora y estar todos los dichos hermanos con sus luces para ello, mandaron se llamen a algunos de dichos hermanos para con su parecer resolver lo más conveniente y con efecto habiendo entrado en la sala de Profundis de dicho convento los dichos señores oficiales, don Manuel de Salazar diputado, don Isidro Santos, don Antonio González, don Ambrosio Mart¡nez, don Manuel de la Fuente, don Diego Texeiro, don Andrés de Robles, don Gregorio de la Torre y Domingo Mart¡nez, todos cofrades de dicha cofrad¡a y otros que concurrieron a servir los pasos que les hab¡an echado y está  lloviendo desde la hora que arriba se cita y sin esperanza que cese en toda la noche y que por este motivo no da lugar a que se haga esta noche la procesión como se acostumbra, y que de salir, es contingente se destruyan algunas efigies de los pasos, y no vaya con la decencia que se necesita se suspenda dicha procesión esta dicha noche y que se haga la plática a los hermanos en la Capilla, lo que así se ejecutó y para que de todo conste lo firmó dicho señor Juez y yo el secretario de que doy fe.

Es fácil aunque el acta no exprese sentir en ese acuerdo la pequeña desilusión de quienes aquella noche se habían convocado para sacar la que entonces era la procesión más importante de la Semana Santa de Astorga. La pertinaz lluvia hizo imposible aquel año de 1.725 cumplir con la feliz costumbre de aquella entrañable procesión.


 

Más datos sobre las bollas de la Cofradía de la Vera Cruz

Ya en otro art¡culo de estos apuntes (EL FARO ASTORGANO de marzo de 1.994), aporté algunos datos sobre la costumbre de obsequiar a los cofrades que cumplían con llevar los pasos u otras responsabilidades y que en años pasados se ha recuperado. Las bollas eran en principio de pan blanco, que para entonces suponía ya en sí mismo una golosina, pero algunos mayordomos más pudientes las hicieron más golosina haciendo, al menos alguna de leche, es decir una especie de ensaimada tal como hoy se vuelve a hacer. Esto supuso para algunos dificultad en aceptar la mayordomía ya que el dispendio era alto para sus economías, por lo que la Cofradía se encuentra con problemas a la hora de asumir los cofrades esa responsabilidad. Será en el Cabildo de 4 de mayo de 1.737 cuando en el contexto más amplio de una reflexión que en forma de proposiciones hace a la Cofradía el procurador Pedro de Robles, para que ésta corrija ciertas deficiencias en cuanto al cumplimiento de dotaciones y otras obligaciones, también salen a relucir las bollas, que habrían comenzado a darse en 1.611 en corto número, y que se habían convertido en impedimento para la buena marcha de la institución por el número y la calidad de las mismas. Era así la 6ª proposición de don Pedro:

Proposición para que en las bollas no se haga ninguna de leche. En atención a haberse introducido dar unas bollas y vino a los que llevan los pasos de Semana Santa, sin que se descubra más fundamento que cierta declaración hecha por Juan Carbaxo moro, en conformidad y de acuerdo de la cofradía en los 26 de junio de 1.611 y en que dice y expresa las que entonces se acostumbraban dar y que eran bien pocas; y ahora estos se ha extendido en tanta forma que los mayordomos usando de la galantería y poniéndolo de sus casas, hacen algunas de leche; lo cual sirve de encono entre los mismos hermanos, sobre si a uno las env¡a y a otros no; y ningún mayordomo quiere ser menos que otro, y por cuya razón y por semejantes gastos muchas personas condecoradas de esta ciudad, atendiendo a semejante embarazo y a los gastos que de ello se les ocasiona, que no se hace con doscientos reales y lo que más el punto de si queda o no queda bien, rehúsan entrar por hermanos de esta cofradía, que cede en su perjuicio, por tanto ser  muy conveniente, de útil provecho y servicio de Dios que por acuerdo general, con graves penas y multas, se mande que de aquí en adelante en tiempo alguno, los mayordomos que fueron no den otras bollas que las regulares de buen pan y su anís, quitando en todo las de leche, con que se experimentar que haya en la cofrad¡a más entradas de Hermanos y que a quien se echare la mayordomía la sirva más a gusto.

La determinación sobre ello se acordó la tomare la diputación, es decir un grupo de cofrades que por sus cualidades y prestigio eran nombrados por los demás para tomar decisiones o hacer nombramientos. Será el 20 de octubre del mismo año 1.737 cuando se asientan en el libro de actas los acuerdos de la diputación sobre las diversas proposiciones de reforma de don Pedro Robles y así se consignó.

Y as¡ mismo determinaron que de aquí en adelante ningún mayordomo de los de esta cofrad¡a de en poco ni en mucho bollas de leche ni permitan se hagan como se contiene en la sexta proposición de dicho procurador y si alguno lo ejecutase el juez que entonces fuere de dicha cofrad¡a le multe en una arroba de cera para que as¡ se excusen los inconvenientes que dicha proposición contiene".

 

Miguel Ángel González García

Publicados en El Faro Astorgano