Gerardo Diego y Astorga
por Camino Monge
Gerardo Diego fue sin duda el poeta del 27 que mantuvo una mayor relación con León, si exceptuamos a Basilio Fernández, el leonés que con el tiempo sería adscrito a la generación lírica por excelencia de la literatura española de este siglo.
El vínculo de Gerardo Diego con León fue una relación literaria teñida de tintes amistosos. Fue su amistad con los poetas de la Escuela de Astorga, que él bautizara en 1948, y más concretamente una invitación de Luis Alonso Luengo, lo que llevaría a Diego a las tierras astorganas en un verano durante la Segunda Guerra Mundial. A partir de ese momento la relación se intensificaría. Escribiría frecuentemente sobre los miembros del grupo literario y sería uno de los autores que repararían en la poesía de Leopoldo Panero.
A raíz de sus estancias en la capital maragata, el poeta del 27 llegaría a colaborar en El Pensamiento Astorgano, y posteriormente publicaría varios poemas con su visión de Astorga en su obra Paisaje con figuras.
Como fruto de esa relación quedaron textos repartidos por distintas publicaciones. Y quizá fuesen los vínculos establecidos con León lo que impulsase al poeta montañés a enviar una colaboración al primer número de Tierras de León. En las primeras páginas de esta publicación, que se convertiría después en uno de los títulos fundamentales de la historia de las publicaciones periódicas leonesas, aparecería su poema "Peñas de Europa". Con este motivo el propio Gerardo Diego envió un original mecanografiado y firmado de la composición poética que hoy conserva la Biblioteca Regional de León.
Un canto a los Picos de Europa, ante cuya belleza se rendiría uno de los grandes poetas de la literatura española. Él mismo había nacido en Cantabria, una de las provincias que comparten el macizo montañoso con León y Asturias.
No era esa la primera colaboración de Gerardo Diego con publicaciones leonesas. También en los años 40, después de haber visitado Astorga, colaboró con la revista poética Espadaña, desde su primer número. Antes de publicar su libro Soria publicó en la revista leonesa dos poemas del mismo: "Azul de azules" y "Descielo" en los números 1 y 2 respectivamente. En el número 5 de Espadaña volverían a aparecer otras tres composiciones suyas, y, en el número 13, su última colaboración con la publicación leonesa.
En abril de 1961 comenzaba su andadura la revista Tierras de León, entre las colaboraciones recogidas en sus páginas literarias figuraba el poema enviado por Gerardo Diego y firmado de su puño y letra. El poeta convertía en verso su visión de los Picos de Europa, y aunque era una visión hecha desde su tierra, desde Cantabria, León estaba presente, hecho figura literaria: "Allá detrás, al sur, se amansa y tiende/ la melena y el cerro y la ancha grupa/ del león que alimentas de tu entraña".
La revista leonesa insertaba la composición en su número 1, sobreimpresionado sobre un dibujo de los picos leoneses tras la ermita de Corona.
En el poema, Gerardo Diego aludía al macizo montañoso como símbolo de la frontera de Europa y del continente mismo, al tiempo que recuperaba el recuerdo de la admiración que le profesaba desde su niñez y las sensaciones que le producía en el momento de escribir los versos.
Textos en León y sobre León
La impronta de la presencia de Gerardo Diego en Astorga quedaría reflejada en otros textos, a partir de su primera estancia en la capital maragata. Luis Alonso Luengo, principal "responsable" de las visitas del poeta del 27, ha referido su colaboración en El Pensamiento Astorgano, para una página poética sobre Astorga de un número extraordinario lanzado durante las ferias. El escritor aportó algunos versos con la capital como tema, y que posteriormente se publicarían en uno de sus libros.
Ha señalado Luis Alonso Luengo, en sus recuerdos publicados en Tierras de León, que los poemas sobre Astorga de Gerardo Diego rompían, en cierto modo, con la concepción solemne y religiosa que creara Leopoldo Panero, y la que había construido su hermano Juan. "Gerardo descubre, en medio de todo eso, una Astorga distinta, hecha de pequeños seres, de matices que pasaban desapercibidos, de donaire (...), de diminutos mundos, de mínimas vitalidades en movimiento encantador".
Los poemas de inspiración astorgana, que aparecieron en su Paisaje con figuras agrupados bajo el título de "Jardín de Astorga" recrean temas como sus mercados en la Plaza Mayor o las cigüeñas, aunque tampoco pueda eludir aspectos históricos, como ocurre en la composición "Bandera de Clavijo".
Gerardo Diego y la Escuela de Astorga
Tras sus estancias en la capital maragata, el poeta escribirá una serie de artículos en el diario nacional Abc. En ellos daría el nombre de Escuela de Astorga al grupo literario integrado por los escritores locales Leopoldo y Juan Panero, Ricardo Gullón y Luis Alonso Luengo. Eran tres textos dedicados respectivamente al grupo, a Leopoldo y a Juan Panero. Tres artículos fundamentales que en cierto modo dieron vida al grupo literario como tal.
Han pasado 20 años desde sus contactos y los componentes de la Escuela han evolucionado, Juan Panero ha muerto ya. Desde la distancia, Diego lo refleja: "Alonso Luengo ha sabido reconstruir con mano experta el ambiente antiquísimo o caballeresco que rodea a Santo Toribio o Suero de Quiñones, e imaginar, sobre escasos datos, verosímiles psicologías de santo y de capitán. Ricardo Gullón es hoy uno de nuestros más finos y cultos críticos, atento a la literatura extranjera como a la española, a la poesía como a la novela en la que se ha ensayado con destreza. De los Panero hemos de hablar, porque es sobre todo con ellos, con los que se puede inventar la escuela de Astorga. A una legua de la sede, nace otro poeta, muy joven, uno de los más jóvenes hoy, y entre ellos de los mejores, Eugenio de Nora. Y como también en León abundan las vocaciones poéticas, y Nora se ha formado en la capital, viene a servir de nexo entre dos posibles escuelas o capillas".
"Aún no se ha publicado el libro, póstumo de Juan Panero. Cuando aparezca, se verá cuánto perdió España, con la prematura muerte de un poeta altísimo, ya en la eminencia de la plenitud. (...) Los "Cantos del ofrecimiento" se hallan siempre al alcance de mi mano y no los puedo releer sin la más honda emoción. Tan pura, ingenua, transparente, sosegada, hermosa poesía es la que de ellos se exhala".
Muerto el mayor de los Panero Juan, Gerardo Diego volvería con el tiempo a ensalzar la poesía de Leopoldo. Después de la muerte de éste último, el autor escribió un extenso texto en el que hacía un balance global de su obra. Un texto que arrancaba con una especie de queja por la muerte del amigo: "Vemos partir, uno tras otro, a los amigos poetas y siempre se nos antoja que nos los arrebatan y malogran antes de tiempo".
Aún recordaría en otras ocasiones Gerardo Diego a sus amigos de la Escuela, en 1983 lo hacía en El Faro Astorgano en lo que era una especie de síntesis de lo publicado en el Abc.
Luis Alonso Luengo contó en un detallado artículo de Tierras de León (Nº 44, 1981) sus veranos en Astorga con Gerardo Diego durante la Segunda Guerra Mundial. La contienda europea fue la causa de sus visitas a León, ya que impidió a la familia del poeta veranear en su lugar habitual: el sur de Francia.
Gerardo Diego y su familia se alojaron, según Alonso Luengo en el Hotel Moderno, hasta el momento en que pudieron alquilar una casa. El escritor leonés ejerció de cicerone con el poeta en los que definió como "unos meses de delicia". Recuerda Alonso Luengo sus inevitables visitas a los monumentos astorganos y a las inmediaciones de la ciudad. En uno de estos recorridos recalaron en Castrillo de los Polvazares, de reminiscencias literarias vinculadas a la obra de Concha Espina. "Gerardo estaba como absorto ante aquella larga calle toda de doradas piedras (de oro labrado las fachadas de las casonas arrieras; de oro menos pulido el suelo enlosado y enguijarrado, con esmalte de alguna palloza celta) que se recortaba, con aristas de joya, sobre un cielo azul, y que, al caer la tarde, se emborronaba de resplandor a contraluz del Teleno".
Alonso Luengo alude a otros viajes que realizaron juntos, a Ponferrada, y varios a León, siempre con la Catedral, San Isidoro y San Marcos, como objetivos prioritarios. También hubo contactos en estas visitas a la capital leonesa con los poetas locales: Cremer a quien escribiría un poema como introducción a un libro, Eugenio de Nora y Luis López Anglada.
La conferencia en el Casino
El centro de la vida social y cultural que fue el Casino en Astorga, también tuvo a Gerardo Diego como asistente de excepción. Y en sus salones ofreció el poeta una "conferencia-concierto", acompañado de la música de piano que él mismo tocaba. Poemas para Chopin con música de este compositor.
A esta conferencia le siguió otra en el Colegio de los Redentoristas.
La casa de Francisco Carasa, amigo de Alonso Luengo que veraneaba en Astorga, y la del mismo escritor astorgano fueron otros de los escenarios frecuentemente visitados por Gerardo Diego en sus estancias leonesas. Allí descubrió la Guía sentimental y artística de Astorga escrita hacía dos décadas por Leopoldo Panero, Ricardo Gullón y Luis Alonso Luengo. Fue su descubrimiento del grupo literario como tal.
No podían faltar las visitas a la casa de Leopoldo Panero, poeta y amigo al que tuvo tan presente en sus escritos.
Camino MONJE, 1999