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Periódicos, imprentas y medios de comunicación
Historia de la prensa leonesa
Astorga, más de un siglo de prensa
por José Antonio Carro Celada
PÁGINA EN CONSTRUCCIÓN
Si deseamos conocer las últimas ciento y pico primaveras de esta ciudad que tiene más de dos mil; si queremos saber qué se urde en su ayuntamiento, quién es el vivillo, el político, el versificador, el historiador, la "linda señorita" que se casa con un "apuesto galán"; si intentamos llevar la cuenta macabra o consoladora de quienes, cuántos y a qué edad mueren o de los "hermosos niños" que nacen en Astorga, hay que echar mano de la enciclopedia de maldades, bondades e ironías de sus periódicos, que nos lo cuentan todo.
CERRAJEROS Y CONFITEROS
Cuentan, por ejemplo, el precio de las patatas en el mercado de los martes, que el 1 de mayo los tipógrafos se negaban a componer el periódico, que las fiestas del año 1917 -según cálculos de Región Maragata- se podían financiar con 6.000 pesetas y que el 7 de diciembre de 1918 se instaló en Astorga el primer teléfono, tal y como nos informa La Luz de Astorga de ese mismo día.
Y nada digamos de la vida comercial que se asoma a las páginas de publicidad. iOh, los famosos cerrajeros de Astorga! "Se necesita un oficial de cerrajería que sepa forja y lima", anuncia El Regional, el 13 de mayo de 1907. Un lampistero que vive en la calle de Postas, 3 ''construye aparatos de acetileno de todos los sistemas y adelantos modernos ajenos a todo olor y peligro, de luz hermosa y con una economía sin igual" y ofrece sus servicios a los astorganos por aquellas mismas fechas. En el Café El Campesino se sirven cafés y licores de las más acreditadas marcas, hay conciertos todas las tardes de dos a cuatro, de violín y piano (así nos lo recuerda Astúrica en el verano de 1919). El 17 de diciembre de, 1931, día en que El Pensamiento Astorgano publica a toda plana el fallecimiento de Manuel Gullón, la Confitería Velasco comunica a los lectores "que ha recibido los legítimos turrones de las casas Monerris y Picó, de Alicante, que gozan de tan justa fama por su variedad y exquisito gusto en las clases". "i El último adiós a los seres queridos, ha de llevar siempre impreso el sentimiento unido a la generosidad! Por eso esta casa no ha vacilado en construir preciosismos ataúdes y andas primorosos, nunca vistas en Astorga". Este anuncio de humor negro de la mejor casta lo insertaba El Ideal en varios números del año 1905.
SEIS IMPRENTAS EN 1916
Astorga siempre ha sido una ciudad pequeña y llena de sorpresas. Una de éstas, y no la menor, es su tradición periodística y como complemento su tradición tipográfica. Si los panaderos o los labradores o los ferroviarios formaron sus grupos gremiales, los tipógrafos, que siempre fueron legión, por encima de las desavenencias de los directores de periódicos se mantuvieron solidarios entre sí y llevaron a cabo acciones comunes.
Nunca faltaron las imprentas y no sólo para imprimir membretes, esquelas y tarjetas de visita, sino también para más altos vuelos tipográficos. Puede ser ilustrativo saber que en Astorga en 1916 había seis imprentas: la de Ortiz, con una larga trayectoria litográfica de gran postín para aquel entonces; la de Angel Julián, una de las pocas que en España se especializó en ediciones musicales; la imprenta de Sierra, editora de varios periódicos, entre ellos El Fresco y Región Maragata; la de Porfirio López, en cuyo historial se incluye la publicación de El Heraldo Astorgano y de El Faro Astorgano; la imprenta de Nicesio Fidalgo, que tiraba el trisemanario La Luz de Astorga y la de Magín Revillo, en cuyos talleres se imprimía El Pensamiento.
LOS PERIODICOS DE 1870
La primera publicación periódica que vio la luz en Astorga - cosa nada extraña en una ciudad episcopal- fue El Boletín Eclesiástico del Obispado. Su primer número, editado en la imprenta de Gullón, Prieto y Compañía, lleva fecha de 16 de octubre de 1852. El Boletín, que aún sigue publicando documentos e informando, dedicaba ya entonces unas cuantas páginas a noticias diocesanas, sección ésta nunca desamparada por la prensa católica y conservadora de Astorga, ya que por este procedimiento se granjeaba numerosos suscriptores entre el clero de la diócesis.
Pero si prescindimos de este órgano -entre jurídico y noticioso- y tratamos de buscar el primer periódico local hay que esperar unos años y llegar a la crisis de la revolución de septiembre de 1868 y al destronamiento de Isabel II surgieron en la ciudad inquietudes y forcejeos entre el partido liberal y el partido carlista. Los enfrentamientos entre uno y otro salían a la calle, se paseaban en insultos o en pequeños incidentes que acibaraban la convivencia de los astorganos.
Llega el verano de 1870. Un grupo de estudiantes universitarios viene con ilusión a pasar sus vacaciones. Trae un duende en la cabeza: publicar un periódico literario. La idea inicial, prendida con alfileres, madura pronto y en unas semanas estaba en la calle de primera publicación astorgana de que se tiene noticia: el semanario El Maragato. Lo dirigía Isidro Antonio Alonso y formaban parte de la redacción Bonifacio Goy, Agustín Salvadores, Higinio Blanco Cela, Severiano García Sabugo, Antonio Gullón y Manuel Fernández Alonso. La nueva criatura salió flamante de los talleres de la Imprenta Gullón y consiguió la simpatía de toda la ciudad; hasta se pensó que el periódico podría ser el fin de las hostilidades, pues sus redactores pertenecían a familias que militaban en bandos políticos opuestos.
Pero la aparición de El Maragato no sirvió de sedante, sino de estimulante. Y así antes de finalizar el año ya habían salido a la palestra otras dos publicaciones. Una de matiz liberal, ambiciosa en ideas, que se llamó El Porvenir; y otra, del partido carlista, El Propagador de la Fe, fundada por el procurador de la diócesis, Angel López Anitua. Una y otra aparecían semanalmente con cuatro páginas, vigilándose mutuamente, a la caza de cualquier inconveniencia de la contrincante.
UN TITULO SATÍRICO
Otro periódico más, defensor de los ideales de "La Niña" -es decir, republicano- apareció con el nombre de La Justicia. Aunque lo dirigía José Blanco Fernández, la inspiración total de la publicación era de Esteban Ochoa Pérez, máximo responsable del librepensamiento en Astorga.
La presencia de un periódico más enrareció mucho el ambiente. ¿Cómo solucionar esta tensión acumulada? Esa fue la labor de El Sacatrapos, obra de un "elocuentísimo orador sagrado", se comenzó a publicar a finales de 1872. Era semanal y, como ya sugiere el título, satírico. Realizó una operación de limpieza excelente. Por estos mismos años hay que situar El Zurriago y La Humorada, en los que la colaboró Magín Revillo. La Humorada era obra de unos cuantos muchachos que tuvieron el atrevimiento de sacarla sin las condiciones que exigía la Ley de Imprenta; ofrecieron la dirección a dos personas que aceptaron a ojos cerrados y la publicación se puso en marcha con "acciones de 3,50 pesetas y a la par". Se tiraba en Valladolid y sus redactores eran aficionados -según se colige por los contenidos- al teatro, a la filosofía y al humor.
Un miércoles del mes de enero de 1885 apareció un semanario literario y humorístico con el castizo título de Pedro Mato. Se presentaba como independiente y lo dirigía un viejo batallador de la prensa astorgana, Antonio Alonso Alonso. Colaboraba con frecuencia Marcelo Macías y figuraba, en el simbólico cuadro de redactores, Santiago Alonso Garrote; pero este pronto se sintió con ilusión y fuerzas económicas para lanzar su propia publicación. Se separó de la redacción y fundó, en el mismo año 1885, El Maragato (periódico distinto al que con el mismo título apareció en 1870). La vida de cada uno de estos semanarios fue muy corta, ni quisiera cumplieron holgadamente el primer aniversario.
Tras esta prensa agitada, llena de enconos, dimes y diretes, se editó, a partir de 1890, una importante revista de pensamiento católico, El Criterio Tridentino, cuyo primer número -18 de enero 1.890- apareció en la imprenta de la Viuda e Hijos de López, de Astorga. Tenía periodicidad mensual y se definía como "revista destinada al fomentó de la enseñanza en los seminarios y de los intereses del clero". En cada uno de sus números -voluminosos- iban saliendo pequeños trabajos de temas filosóficos y teológicos acordes con los postulados de la escuela tomista. Tres meses más tarde -abril de 1890- se marchó a León en busca de imprenta un semanario que se llamará A los pies de Usted. En efecto, en los talleres de Hemeterio García Perez, León, sale un nuevo "semanario festivo, científico y literario" astorgano. Andan de por medio Magín Revillo, Tello Téllez y Manuel Rodríguez del Otero. La publicación se vio al poco tiempo económicamente con la soga al cuello y expiró "sin encomendarse a Dios ni decir a don Hemeterio: Usted lo pase bien". Casi al mismo tiempo salió de una imprenta de Valladolid otra aventura periodística astorgana El Espejo. Sólo llegaron a aparecer dos o tres números.
LA VOZ Y EL CLAMOR
Alguien, desde las columnas del semanario villafranquino El Amigo del Pueblo, nos cuenta en 1890 que A los pies de Usted, "después de arrastrarse a los de todo el mundo para recobrar su dignidad perdida", tomó el nombre de La Voz Astorgana, y se tiraba ya en los talleres astorganos de !a Viuda de López. La Voz Astorgana, periódico católico y conservador, recibió los más variados venablos de El Amigo del Pueblo, de Villafranca, que acabó sus días excomulgado por el obispo de Astorga. "Órgano del pesebre de Belén -lo llamaba el periódico villafranquino- y trompeta de los orgullosos potentados de la Iglesia Católica, órgano de la mitra astorgana, eco de los marmitones y pinches de cocina del seminario, que tan indigestos pasteles fabricaba"
Después, con las elecciones en que lucharon Manuel García Prieto y Manuel Luengo, La Voz Astorgana adquirió pujos levemente liberales, sin perder su conservadurismo y sin cambiar de director, que seguía siendo Magín Revillo. Ciertos problemillas de carácter ideológico en la plantilla trajeron como resultado la dimisión de los redactores más progresistas. Mantuvo fuertes encontronazos con los periódicos bercianos El Amigo del Pueblo y La Alondra; de esta afirmaba que "encubría gustos y aficiones nada cándidas y ortodoxas". Por no se sabe qué problemas los últimos tres números se tiraron en una imprenta de Valladolid. Al término de la etapa liberal La Voz se cambia en El Clamor, para defender la candidatura de Antonio Molleda, con Revillo al frente de la publicación.
A todo esto, otro periódico, La Verdad, del partido liberal y Órgano del partido fusionista publicó su primer número el 11 de febrero de 1893. Venía a apoyar la candidatura de Antonio Crespo Carro y le daba tal relieve tipográfico que El Clamor, en cierta ocasión, la compara con "una etiqueta de chocolate".
Se zurraron mutuamente, pero alguna vez hicieron causa común, por ejemplo para criticar el proyecto que abrigaba Montero Ríos de suprimir la diócesis de Astorga.
DIARIO POR UN MES
Pero volvamos atrás. Estamos en 1892 y va a nacer el periódico de más larga vida que ha tenido Astorga. Aún suena familiar su nombre, La Luz de Astorga, "el candil", como afectiva o irónicamente le apodaban muchos astorganos. La Luz de Astorga nació en marzo del 92 al calor de Bonifacio Goy, uno de los estudiantes que formaron parte de la redacción juvenil de El Maragato. El poner la primera piedra del nuevo periódico, aunque la fundación como semanario se debió a Domingo Fidalgo Mata, padre de Nicesio Fidalgo, durante muchos años director.
Comenzó publicándose los jueves con los apelativos de "moral, noticiero y de intereses msteriales". Tuvo muy buena acogida. Al año de su salida aparecía los sábados, se declaraba católico en la cabecera, tenía pretensiones de difusión regional y contaba ya con 800 suscriptores de abono. En el año 94 se hace bisemanal (miércoles y sábados) y el día 2 de mayo de 1898, "en vista de las graves circunstancias por las que atraviesa la nación y teniendo en cuenta
la ansiedad que hay en todos los españoles por saber noticias de la guerra", se comienza a publicar diariamente, periodicidad que mantuvo hasta fin de mes.
A partir de ese momento se convirtió en trisemanario.
El currículum de La Luz de Astorga es largo y variado como su vida, compartida a codazos informativos y polémicos con El Faro y El Pensamiento sobre todo, pero también con otros periódicos que vinieron brevemente a disputarle sus razones. Desde que desapareció El Faro quedaron como reyes y señores del mentidero local El Pensamiento Astorgano y La Luz de Astorga, casi siempre enfrentados. Entre los dos ofrecían, en conjunto, una visión dialéctica de la ciudad; creo que también los astorganos militaban en una u otra suscripción: había lectores de uno y lectores de otro periódico. Rara avis era el que recibía los dos, y no por razones económicas, sino por estética, por moral y hasta por honor.
En La Luz de Astorga hay censura eclesiástica siempre -y buenas andanadas recibió por este motivo de parte de El Ideal-, censura militar algunas veces, suspensiones por orden del alcalde (7 de noviembre de 1900), multas -una de 300 pesetas en 1912-, páginas literarias, páginas femeninas, páginas infantiles, números extraordinarios, informaciones provinciales y locales y telegramas de Almodóvar. Éstos se exponían en el Cantón o, a partir de 1922, en una pizarra colocada en las paredes de la Sucursal "Novedades" y con focos eléctricos. En lo de exhibir el servicio telegráfico cuando llegaba después del cierre, los periódicos libraban una guerra de rapidez Y pregonan sus éxitos como un pisotón informativo. La Luz -cuenta ella misma en 1923- fue el único periódico de Astorga que dio la noticia cuando Alfonso XIII confió sus poderes a Primo de Rivera, y tuvo que pagar por ese telegrama 77 pesetas.
El periódico de Nicesio Fidalgo consiguió una gran difusión entre el clero por sus noticiarios diocesanos. Pero cultivaba primordialmente el "reflejo ciudadano", un comentario que en la pluma de "Fotófilo" ( Ernesto Fidalgo) resultaba un bordado de ironía y desenfado.
AMONESTACIÓN DEL OBISPO
Antes de alcanzar el siglo su punto final ve la luz un semanario veraniego de contenido literario en el que figuraban nombres muy conocidos en la prensa
posterior: Angel Julián, José Cabezas, Melquiades García Fidalgo, Alvaro Panero, Félix Cuquerella, José Aragón y Magín Revillo. Se llamaba El Céfiro. Fueron apareciendo por sus páginas crónicas de sociedad perfiles literarios de las chicas de la época. Un género periodístico veraniego que volverá a florecer más tarde.
Pero volviendo al periodismo informativo, nos encontramos a Magín Revillo, esta vez, dirigiendo El Heraldo Astorgano, un trisemanario católico que salía los lunes, miércoles y viernes y traía aires de permanencia y no transitorios devaneos electorales.
El nuevo periódico se imprimía en los talleres de la viuda e Hijos de López, don Porfirio, el padre de Lorenzo López Sancho.
El Heraldo había nacido el 3 de enero de 1899, como "defensor de los intereses morales y materiales de la región", con el siguiente esquema de secciones:
Noticias municipales, locales, diocesanas, resumen político, telegramas Express, alcance postal, lecturas amenas, folletón y publicidad. Claro que dentro venían informaciones vivas como las inundaciones en la vega de San Justo en febrero de 1900 o la oportunidad que pide "Vivito" para que le dejen torear en la plaza de toros de Astorga.
Las cosas no iban muy boyantes económicamente y al parecer tampoco había sintonía ideológica entre director e impresor. Un buen día Porfirio López se
empeñó en publicar algunos comentarios al margen de la censura eclesiástica y de la supervisión de Magín Revillo. Y aquí nació el cisma. Revillo puso la dimisión irrevocable. No se hizo esperar la reacción en las esferas episcopales: El Heraldo Astorgano recibió una severa amonestación del obispo, padre Vicente, el día 1 de junio de 1903. Esta fue realmente la puntilla de El Heraldo Astorgano.
Dos periódicos fueron testigos del cambio de siglo: La Luz de Astorga, que prolongó sus días hasta 1975, y El Heraldo Astorgano, de cuyas cenizas nacieron pronto otros dos trisemanarios. La Luz y El Heraldo tenían en común algunas cosas: salían tres veces por semana -los lunes, miércoles y viernes- y se consideraban periódicos católicos. Lógicamente estas coincidencias en una pequeña ciudad de 6.000 habitantes, perfectamente etiquetados en ideas políticas y en estamentos sociales, acabaron en competitividad y en discordia cotidiana.
ANTONIO ALONSO, EL BATALLADOR
Comienza el siglo, y con él Unión Nacional, una publicación con muchas ganas de influir en el corralillo opinativo astorgano. No se contentaba con los matices liberales que afloraban de vez en cuando en El Heraldo, traía ínfulas de combate y clarinazos solistas de su director, Antonio Alonso y Alonso, y encontraba contrapuntos apaciguadores en los octosílabos romanceriles de su sobrino, el poeta Félix Cuquerella. Unión Nacional se distinguió por sus violentas batallas contra algunas disposiciones episcopales y desapareció como flor de un día en 1901.
En el mismo año reaparece Antonio Alonso con otro título. El Ideal, cuyas etiquetas de cabecera hablan de "Libertad, progreso, moralidad, trabajo"
Se publicaron en Astorga 454 números en la imprenta L.L., muy descuidados de maqueta y le impresión, en todo acordes con la línea informal y contestataria de que presumía. Su máxima preocupación informativa hay que buscarla en las noticias y rumorcillos anticlericales.
Después de tres años de librar violentas batallas -en su número 245 el trisernanario declara cuál había sido su misión: "obligar" a marchar de Astorga a un tal P. Escolano y lograr que el obispo, "el P. Vicente, aburrido por los desaciertos y malos consejos de cuantos le rodeaban, nos dejase y gestionara otra Sede, como así lo hizo". Tras esta "purificación" que cree haber cumplido, El Ideal se despide de sus lectores y redacta su propio epitafio:
"A EL IDEAL
Aquí yace el mata
obispos, libertador del clero
parroquial y estudiantes, y
defensor de comerciantes, tenderos,
patronos, sastres, zapateros, etc.
en tiempos del funesto P.
Escolano
A.M.G.D."
En el mismo número -8 de septiembre de 1.903- anuncia que "el próximo jueves aparecerá en Astorga otro nuevo periódico con el título de La Lid.
Efectivamente, La Lid estaba en la calle el 10 de septiembre de 1903, pero no era en realidad un periódico nuevo. La prueba es que su "cara o cabeza, aunque algo averiada, es la misma. Ni una letra más, ni una letra menos. Hoy como ayer, y manaña como hoy". O sea que a La Lid le faltan dos letras para ser El Ideal, pero esas dos letras las incorpora ornamentalmente debajo del título. No había, pues, cambio ni siquiera en la cabecera.
Iba La Lid por su número 49 cuando ve la luz el primer número de El Pensamiento Astorgano. Debió parecerle al batallador Alonso que era esa buena ocasión para volver con su antiguo nombre porque el 5 de febrero de 1904 ya está otra vez El Ideal sumándose los números de La Lid y apareciendo con el número 295. Con todo, no le cogía desprevenido la salida de El Pensamiento: tres meses antes La Lid había soltado esta puya contra el periódico de Fidalgo ("La Luz... ya tiene el sudario puesto y le cavará la fosa el nuevo periódico, que a buen seguro vendrá a la vida muy magín y sin pelo"). A finales de enero La Lid había cambiado de opinión ("Mucho me temo que El Pensamiento Astorgano venga a ser cosa parecida o igual al órgano de don Nicesio, en cuyo caso habría que confesar que La Luz es insustituible y que su editor podría servir de maestro a los redactores de El Pensamiento").
Pepe Cabezas ofrecerá más tarde en Región Maragata una semblanza del director de El Ideal que bien puede servir como ilustración de su talante, de los estragos de sus escritos en ciertos sectores: "espiritual, diáfano, fluido, conciso, cervantino y batallador..., cuyos escritos causaron respingos y estremecimientos tartufos a mucho hlp6crita e infinidad de exclamaciones como estas: ese hombre es un escritor luciferino, su buen ángel custodio lo abandonó y Belcebú apresóle con sus duras pezuñas de macho cabrío".
El último número de El Ideal Astorgano se publica el 25 de agosto de 1905; el siguiente sale fechado en Ponferrada el 2 de septiembre con el número 1.
Ciertos problemas con el Ayuntamiento y el alcalde de Astorga motivaron el secuestro del numero 453 y un "oficio" de suspensión del periódico. El Ideal le plantó cara a la prohibición saliendo otro día más en Astorga, pero tuvo que marcharse teóricamente a Ponferrada. Con el número 2 ponferradino se le acabaron los días a El Ideal. Era el día 6 de septiembre de 1905.
LOS BROTES DE "EL HERALDO"
Pero hay que retroceder un par de años. Como consecuencia de la amonestación episcopal a El Heraldo Astorgano van a nacer dos periódicos de larga vida: El Faro Astorgano, aparecido el 13 de junio de 1903, doce días después del "monitum", y El Pensamiento Astorgano, cuyo primer número se publica.
el 4 de febrero del año siguiente. Fueron sus directores, respectivamente, Porfirio López y Magín Revillo, los que habían disentido en el tratamiento informativo de El Heraldo.
El Faro Astorgano se proclamaba "defensor de los intereses morales y materiales de la región" y salía tres veces por semana -los lunes, miércoles y viernes- con amplia información local, regional, diocesana y provincial, y con un servicio telegráfico nacional e internacional servido por la agencia Quintero. Mucho menudillo de noticias, algún bulo y de año en año la inocentada de rigor; la más sonada de éstas fue en 1903 cuando publicó que en breve comenzarían las obras del Palacio con los duros del P. Vicente Alonso, ocurrencia que celebró con regocijo La Lid y que a Porfirio López le sirvió para quitarse la espina del "baculazo episcopal".
Entre los colaboradores más conocidos de El Faro Astorgano hay que citar a Alvaro Panero, Félix Cuquerella, Genaro Geijo, Pepe Cabezas, Pelayo Loydi, ya en sus últimos años de publicación, a Lorenzo López Sancho, el hijo del director. Los incidentes de la guerra del catorce los narraba desde Viena Zerkoe y los completaba desde Berlín una crónica telegráfica de agencia.
La plantilla de redactores estaba compuesta por el director, Guillermo Sánchez Irure, Ramón Sans y Gabriel Muñoz Gato. Setenta y cinco céntimos costaba, el año 1904, en Astorga la suscripción mensual y una peseta en 1925; modestísima deberá ser la nómina de los redactores, por lo que dice La Luz de
Astorga en diciembre de 1918: "La Conferencia de Caballeros de San Vicente de Palil ha tenido que socorrer al redactor-jefe de El Faro, señor Muñoz Gato, que se encuentra enfermo y en la más absoluta miseria". El Faro responde a la puntada aclarando que el señor Gato no es redactor-jefe ("no tiene tanta categoría El Faro") y reconociendo que, en efecto, recibe una "modesta paga" que con los gastos de su enfermedad le han originado una situación nada halagüeña.
El Faro dejó asomar con frecuencia sus pujos iberales Y su critico, a la vez que entrañable, astorganismo. Publicó números extras, folletones, hojas deportivas, octavillas con noticias de alcance y mantuvo largas y sonadas polémicas con La Luz y El Pensamiento. El Faro Astorgano desapareció en 1933. Desde el 19 de junio de 1980, después de que Astorga sufriera un silencio periodístico de un año, "Ediciones y Publicaciones Astorganas, S. A.", ha recuperado para los lectores astorganos -por benevolencia de la familia López Sancho- la cabecera de El Faro Astorgano, que es hoy un "diario regional independiente").
El periódico de Magín Revillo estaba en la calle a media tarde el día 4 de febrero de 1904. El Pensamiento Astorgano salía con todas las bendiciones, incluso episcopales; era un "trisemanario católico" que se sometía de buena gana a la censura eclesiástica. Setenta y cinco años de información local y de astorganismo a ultranza son el mejor elogio para don Magín, padre hijo, que se pasaron la vida husmeando noticias, haciendo viajes diarias al obispado, al juzgado, al Ayuntamiento en busca de la gacetilla Y más tarde tomando apuntes del diario hablado de Radio Nacional para cerrar la columna de "Ultima hora"
Cuánto colaborador de campanillas tuvo El Pensamiento, desde José María Goy, Marcelo Macías, Antolín López Peláez, Santiago Alonso Garrote, Martín Granizo hasta Luis Alonso Luengo, Lorenzo López Sancho, "Laurentius", José María Luengo y Augusto Quintana, por ejemplo.
El Pensamiento Astorgano comenzó teniendo imprenta propia, la de Revillo, más tarde cajista intransferible, "Luis, el músico"; después se vio forzado a la intemperie de otras imprentas y de otras presiones económicas, pero siempre con un Magín Revillo al frente. Este capricho "entrañable y lleno de color", como le ha llamado Francisco Umbral, publicó informaciones telegráficas de Mencheta hasta el año 1912 a partir de entonces de Prensa Asociada, la agencia de El Debate. Fue suspendido -al igual, que La Luz de Astorga- el 11 de agosto de 1932 a causa del fracasado golpe de Sanjurjo y rehabilitado el 27 de agosto.
Por esos mismos años de la República, Magín G. Revillo hizo un guiño en el título, no en su línea ideológica, y publicó temporalmente El Noticiero en sustitución de El Pensamiento.
Todo el mundo identifica a El Pensamiento por sus "astorganerías", por sus "carrasclases" navideños, por su "Tiros a Diana" y por esas sus ruidosas polémicas con El Faro primero y con La Luz después, en la época en que la dirigía ese enorme periodista astorgano que se llamaba Ernesto Fidalgo Rodríguez.
Sin embargo, La Luz y El Pensamiento terminaron, los dos, siendo propiedad de "Gráficas Cornejo", pero bajo la dirección de Magín Revillo, aunque éste no tuvo el mismo tipo de control sobre uno y otro título. Cuando Felipe García compró las dos cabeceras se suspendió la publicación de La Luz a favor de El Pensamiento Astorgano que estuvo saliendo, dirigido por Paulino Sutil, desde agosto de 1976 hasta mediados de 1979. Los cuantiosos gastos ocasionados por su composición, montaje y tirada en los talleres de Diario de León acabaron por no hacerlo rentable.
PERIODICO ANTIEPISCOPAL
Casi como anécdota habrá que tener en cuenta un periodiquillo ocasional que salió en 1904. El Heraldo Taurino, cuatro páginas de información taurina nacidas en el ambiente eufórico de las fiestas agosteñas. Y ahí se quedó, como era lógico.
Una ciudad mediatizada por la clerecía ofrecía mil posibilidades para un periódico de clérigo. Y Astorga tuvo un clérigo, Valentín Cardeñoso, que se atrevió a fundar y dirigir un periódico titulado El Evangelio en Astorga. Nada tiene que ver, aunque así lo sugiera su nombre, con una publicación doctrinal y edificante. El Evangelio en Astorga sale a la calle el día 10 de agosto de 1906 con pie de imprenta de León, sin saludar a la prensa y sin director visible. Así lo recibe La Luz: "No tiene patria, ni padre, ni hogar, ni vergüenza". Antes de cumplir el mes ya el diputado conservador Luis Luengo ha presentado en el juzgado una querella criminal contra el director.
Era de cabo a rabo un periódico combativo, antiepiscopal, que levantaba ampollas entre los conservadores astorganos. Recibió el menosprecio de muchos por sus juicios -incluso su mentor fue suspendido "a divinis" por el obispo- y el beneplácito de los amantes del panfletismo.
La Luz de Astorga llegó a escribir -10 de agosto de 1906- que El Evangelio en Astorga salía "con los mismos tipos de La Democracia, con los mismos anuncios de La Democracia y con el mismo pie de imprenta de La Democracia"; pero el diario leones negó al día siguiente que tuviera vinculación con él fuera de esos datos.
Para defender la política conservadora apareció en octubre de 1906 un periódico que no llegó a cumplir el año. Se llamaba El Regional y lo dirigieron sucesivamente Francisco Bescós y Paulino Alonso Fernández de Arellano.
PALESTRA ELECTORAL
La lucha electoral motiva en febrero de 1907 la salida de dos periódicos: el día 23 aparece El Progreso, órgano del partido liberal, dirigido por Ricardo Martín Moro, que desaparece a finales de abril; y el día 26, su contrincante conservador, La Verdad.
Todavía se publica por aquellas fechas El Regional, que suspenderá su cita con los lectores a principios de junio. Es precisamente entonces cuando, al margen de la política y de las rencillas, sale El Curioso Ilustrado, revista quincenal -16 páginas y grabados "festiva, novelesca y excéntrica", en la que sus lectores encontraban buen pasto para chismes veraniegos y modas femeninas. Pero El Regional volvió otra vez en febrero de 1909.
También coincidiendo con la primera suspensión de El Regional, su primer director Francisco Bescós fundó El Adalid, que venía, según confiesa en su primer número, a "desenmascarar a los vivos que hacen en Astorga de la política gancho de sus desenfrenados apetitos de oro". Comenzó siendo mensual y terminó publicándose dos veces por semana. Su director supo de detenciones, incomunicaciones, amenazas y multas, pero aún le quedaron arrestos para publicar años más tarde ¡Fuera caretas!
EL DIARIO "REGION MARAGATA"
En las proximidades de las fiestas agosteñas de 1911 ve la luz pública un periódico que revolverá el cotarro informativo de la ciudad, La Verdad de Astorga. Es un semanario republicano, de tono anticlerical que mantuvo su tipo hasta el mes de marzo de 1915; primero lo dirige Julio Pérez Riego y después, a partir de agosto de 1912, Manuel Gómez Murias Lombán. Muchos de sus colaboradores, una vez pasada la fobia anticlerical, escribirán en Región Maragata.
Durante los anos en que se publicó La Verdad, aparecieron en Astorga cuatro publicaciones más: el Boletín del Círculo Católico de Obreros de Astorga, en febrero de 1912, de periodicidad mensual y gratuito para los socios; el Boletín de la Federación Agraria de la Diócesis de Astorga, mensual, en mayo de 1914. En este mismo año salieron Flores Catequísticas y La Voz del Pueblo, periódico quincenal, independiente. " iTrabajadores de todos los países, uníos!"; decía su lema. Proclamaba su independencia con esta frase: "La Voz del Pueblo podrá ser leído sin distinción de clases, ni de ideas, lo mismo por el obrero que por el patrono, por el religioso, que el ateo, por el monárquico que por el republicano". En 1916 se detectaron por Astorga y su diócesis unas hojas periódicas anticlericales, totalmente anónimas, que llevaban el título de Hojitas Piadosas.
En un ambiente tan arropado de publicaciones no podía extrañar una más. Pero la auténtica novedad no era su aparición sino su periodicidad. Región Maragata nació, como diario de la mañana, el día 3 de enero de 1916 y murió, siendo diario de la tarde, el 16 de enero de 1918. Su proclamada independencia e aclara ya en la primera pagina del primer número al incluir una fotografía orlada de Manuel García Prieto, "ilustre jefe del partido democrático". Lo dirigía Manuel Gómez Murias Lombán, un astorgano bohemio que se las daba de inventor. Le ayudaban a llenar las páginas de cada día, Isidro Blanco Fuertes, Guillermo Crespo Cano, Remigio Antonio Seisdedos, Amable García, Antonio Alonso, Leovigildo Blanco, José Aragón, José Cabezas, Gonzalo Goy y Gregorio Alonso.
Región Maragata se tiraba en la Imprenta de Sierra y daba acogida a numerosas secciones: colaboraciones, información mercantil, sucesos, comentarios de actualidad, noticiarios locales, recortes de Prensa e información postal y telegráfica. Más la inevitable página de publicidad.
Los juicios sobre la vida municipal y la constante polémica con sus colegas El Pensamiento, La Luz, El Faro resutan lo mas ameno del diario astorgano.
Le tocó morir durante la crisis del papel, a principios del año 1918, cuando los demás periódicos astorganos reducían tamaño, se aligeraban de páginas y se preguntaban por los días de vida que les restaban.
PERIÓDICOS FRESCOS Y VERANIEGOS
Coincidiendo con el bienio de Región Maragata, pero sólo en época veraniega, se publica El Fresco, una revista juvenil en la que andan metidos Magín Revillo hijo, Gonzalo Goy, Sebastián Martínez Risco, Pepe Aragón, Santiago Alonso Garrote y Demetrio Monteserín, pero jugando a la anonimia y al disfraz de los seudónimos. Todo el noticiario de la actualidad local lo ponen ellos en solfa, lo que en algunas ocasiones les acarrea buenos sustos. "Sueltan" cada uno de sus números -26 en total- como si de un "bicho" se tratara.
Hay en El Fresco gracia, galantería, humor, rechifla y frescura por arrobas. Los fresquistas se ponen por montera a todos sus colegas locales: "El Fresco -dicen- se publica los domingos para hacer competencia y algo más, si es posible, a Región Maragata y demás periódicos locales que cuestan más y valen bastante menos que nosotros".
También por esta época, y valga como paréntesis, se imprimía en la imprenta de Sierra Cultura Obrera, órgano mensual de los sindicatos profesionales obreros de Astorga. Pero llega el ario 1919 y vuelven los de El Fresco, una miaja más sesudos, con una revista literaria semanal, ilustrada con el modernismo de Monteserín, que se titula Astúrica.
Aquí estamos ante una publicación galante donde las haya, concurso de bellezas femeninas incluido.
Sonetos, entrevistas, fotos en óvalo, grecas y folletín, todo ello salpimentado con humor. Tampoco falta la página de diario de chismes, verdadero observatorio de todos los amores nacientes de la ciudad. Por si hubiera alguna duda de que la revista buscaba al Público femenino, hay un recuadro publicitario del laboratorio Fourner que dice: "granos y grietas en los pechos, desaparecen usando el Ideal Corroto. Bote, 2 Pesetas".
Ya en el campo de la absoluta seriedad debe citarse la Gaceta Escolar, revista trimestral, cuyo primer número aparece en 1923, dirigida por Guillermo Crespo con la intención de defender "los intereses del profesorado y de la juventud escolar"
"LA SAETA" Y HUMO
Dos años más tarde, en el verano de 1925, sale a la escena periodística un grupo de jóvenes con duende literario: unos chavales astorganos con ganas de escribir, que encontraron en la menuda dicharachería veraniega disculpa para sus pinitos, que iban a ocupar años después un lugar de prestigio en las letras. Eran los componentes de la que Gerardo Diego apodó "Escuela de Astorga". Los hermanos Panero (Juan y Leopoldo), Ricardo Gullón, Luis Alonso Luengo y Dámaso Cansado fueron los principales ballesteros de una revista flechadora que se llamó La Saeta.
Es la época del charlestón y del canotier, y tiempo de verbenas, de idilios y de tertulias. Los saetistas quieren remedar las hazañas de El Fresco y de Astúrica, salen embozados con seudónimos ("Clarines", "Sansón Carrasco"; "Critilo", "Juan de Mena" y "Palmerín", entre otros), tienen sus consejos de redacción en el Jardín y no publican números sino "teclas".
Cada tecla de este periódico humoristico-literario semanal costaba diez céntimos. La gente se lo rifaba.
No pregonaba lemas trascendentes de "defensor" de nada, pero su intención humorística y critica queda perfectamente clarificada en unos versos que don
Melitón Amores había escrito para la cabecera:
"iiiLA SAETA!!!
Organo monumental
de un don Fulano de tal
que no tiene una peseta.
Y aunque teclado no tiene,
porque mejor le conviene
ser órgano sin teclado,
posible será que suene
más que un órgano afinado.
En cambio tiene trompetas
que en vez de lanzar sonidos
lanzaran por sus lengüetas
una porción de saetas
que a muchos dejará heridos".
En junio de 1928 los saetistas acometen la publicación de una nueva revista, Humo, más pretenciosa, que incluso tiene director y administrador, Dámaso
Cansado y Antonio Novo, respectivamente. El cuerpo de redacción ya ha madurado, ronda los veinte años, deja atrás sus antiguas agresividades y pide "el sabio consejo" de los viejos. Se repiten algunas secciones de La Saeta y se estrenan otras. Alonso Luengo es el madrigalista y el poeta del grupo; Ricardo Gullón realiza entrevistas y criticas de arte y espectáculos; Leopoldo Panero editorializa y envía crónicas desde Larache y Juan Panero se ocupa principalmente del capítulo de frivolidades. Al verano siguiente Humo se ha esfumado, pero el grupo, en sustitución, escribe una "Guía sentimental y artística de Astorga" financiada publicitariamente. Por algo la publicidad había sido uno de los espacios más ocurrentes y simpáticos de La Saeta y Humo.
INTRANSIGENTEMENTE REPUBLICANO
Unas cuantas publicaciones arrevistadas, sin grandes pretensiones informativas aparecieron durante aquellos años: El Oficial de Notaria en marzo de 1928, de periodicidad mensual, "única en España dedicada a la defensa de la clase"; los cuatro números de El Mosquito en 1929, que tenían como colaboradores a Dámaso Cansado y a Luis Alonso Luengo; Vida y Acción, anuario de la Cámara de Comercio e Industria de Astorga y su partido judicial, que comenzó a publicarse, dirigido por Jenaro C. Blanco de Cela, en 1931.
Con la venida de la República llegaron tres nuevos títulos. El 13 de junio de 1931 vio la luz el semanario El Combate, órgano del Centro Obrero y la Agrupación Socialista. Su postura "netamente republicana, intransigentemente republicana, y sus ganas de azuzar a los colegas de la derecha fueron sus principales desvelos: a La Luz de Astorga la llamaba "El Candil" y al Pensamiento Astorgano "El Pasatiempo". Nunca en sus cuatro años de vida leemos un solo artículo firmado con nombre verdadero (los seudónimos más frecuentes eran "Crispín", "Duendecillo", "Regina", "Una Víbora", "Un fraile", "Tenazas", "Torquemada"). Hasta febrero de 1936 se tiraba en La Comercial de La Bañeza, despues en la Cooperativa Gráfica Obrera de Zamora y en abril del mismo año en Gráficas Horizonte de Astorga.
El último número que apareció con el nombre de El Combate el 1 de mayo de 1936 estaba dedicado a la Fiesta del Trabajo. Al día siguiente sale el primer número del trisemanario Horizonte, de la imprenta del mismo nombre. En su cortisima vida el último número está fechado el 18 de Julio de 1936 tuvo dos directores: Jose Alonso A. Botas y Guillermo García Busnadiego.
La tercera publicación, en los antípodas de las precedentes, fue la revista AFA, órgano de la Asociación Femenina Astorgana, que sale en enero de 1933 bajo el lema "Religión, patria, familia, propiedad, orden, trabajo" y se lamenta del "rumbo que ha tomado la politica en España". AFA llegó a tirar 10.000 ejemplares.
Toda esta floración de peridicos y revistas se quedó en puro esqueleto durante los años de la guerra civil. El Faro habla desaparecido años antes y los periódicos de izquierdas fueron suprimidos. Sólo quedaron, y solos La Luz y El Pensamiento.
PUBLICACIONES DIOCESANAS
La posteguerra y la Segunda Guerra mundial trajeron como consecuencia restricciones de papel y algunas irregularidades en la normal salida de los trisemanarios astorganos. Cuando pasó la crisis, por los años cuarenta y cincuenta, se editaron en Astorga unas cuantas publicaciones vinculadas a la diócesis. La Viña del señor, de la Junta de Fomento de Vocaciones Eclesiátiscas, cuyo primer número había salido en diciembre de 1921 tendrá una vida próspera durante los años cuarenta; después aparecerán otras. La hoja diocesana Mi Parroquia su número 0 salió en diciembre de 1948 fue fundada y dirigida durante varios años por Angel Riesco Carbajo, a quien sucedieron Domitilo Iglesias y L. Merayo (Esteban Carro Celada). Se imprimía en Gráficas Cornejo y sus 20.000 ejemplares llegaban a todos los pueblos de la diócesis.
Acción es el título de una hoja doctrinal e informativa editada por la Acción Católica Diocesana en la década de los cincuenta, e Inguietud, el de un boletín mensual, sufragado por los Hombres de Acción Católica, que apareció en junio de 1958. En noviembre de ese mismo año, la parroquia de San Andrés saluda a su santo patrono con el primer número de Aspa.
Poco después de la salida de Mi Parroquia, y de la misma mano, se publica Apóstoles, revista sacerdotal que pasó a depender del Secretariado Diocesano de Prensa con el nombre de Apostolados. Se tiró en la imprenta Sierra desde su número uno enero de 1960 hasta su desaparición en 1963. Nota Veraniega fue una publicación temporera que recibieron los seminaristas astorganos durante las vacaciones estivales de los años cincuenta. Cáritas Diocesana puso en la calle 32 números de la hola semanal Mano Abierta en 1962. Y los seminaristas teólogos hicieron pinitos de periodismo cultural y eclestástico, a dos tintas, con Astrolabio en 1965.
Como cada una de las publicaciones diocesanas de carácter pastoral libraba su particular batallita, prosperó la idea de un solo y sólido semanario que las absorbiese y las dignificase. Asi nació, el 4 de abril de 1965, Día 7 bajo la dirección de Esteban Carro Celada.
Dia 7 (La Iglesia hoy) cultivó el reportaje diocesano y los temas preferentemente sociales; tuvo en sus primeros años, hasta 1968, algunos problemillas con la dirección General de Prensa. Como consecuencia de estos avatares cesa en la dirección Carro Celada y toma el relevo José Anta Jares.
En cierto modo las antiguas revistas juveniles y veraniegas (El Fresco, Astúrica, La Saeta y Humo) tuvieron su nieta e hija en Chiquilladas durante el verano de 1955. Fue ésta una fugaz publicación, impresa en Cuiñas, en la que anduvo embarcado Fernando Alonso. En esa misma imprenta tambien se tiró la revista mensual Cauce (1960), de la comunidad de regantes del Pantano de Villameca. Con la prosperidad del Club Astorga y la creciente popularidad de las quinielas hubo quien por aquellos años se aprovechó de las circunstancias y se decidió a lanzar Goleada, una octavilla dominical con los resultados de la jornada futbolística. Y por último, en 1973, el empeño de unos cuantos parroquianos de Rectivia que editaron la hola informativa Nuestra Iglesia para promocionar la construcción de su nuevo templo.
José Antonio CARRO CELADA
Publicado en el libro Historia de la prensa leonesa, editado dentro de la Colección Breviarios de la calle del Pez, en 1.984 por la Diputación de León